Preguntas Frecuentes

Psicología Clínica

Cuando hablamos de trauma pensamos automáticamente en el impacto emocional que produce la guerra, los desastres naturales, una violación, la violencia doméstica y los abusos sexuales, emocionales, físicos, financieros.

Un trauma también se pudo haber creado en la infancia al recibir malos tratos de las personas que eran importantes para nosotros y que nos debieron hacer sentir amado(a), valorado(a) y protegido(a). Por lo que se produjo un sentimiento de abandono, soledad y de no ser suficiente para el otro, afectando nuestra autoestima, nuestro amor propio.

Otros eventos que pueden producir un trauma es el despido laboral, el acoso sexual, no tener trabajo, el reprobar una materia en la universidad, la ruptura de pareja, la muerte de un ser querido, un accidente, vivir una situación en la que sentimos que no teníamos los recursos suficientes para enfrentarla y nos sentimos indefensos e inseguros, en fin, cualquier acontecimiento negativo que deje una huella dolorosa en nuestra vida y que ante determinadas situaciones se reviven estos eventos con dolor e indefensión, al no tener las suficientes herramientas emocionales para gestionar adecuadamente estos acontecimientos.

Las personas reaccionamos de forma diferente ante las situaciones de la vida que sobrepasan nuestra capacidad de enfrentarlas y procesarlas emocionalmente. Ante una misma situación dos personas pueden reaccionar diferente, una se puede enojar y la otra se puede deprimir.

Otras posibles formas de enfrentar situaciones estresantes, dolorosas y traumáticas pueden ser por medio del miedo, la ansiedad, la irritabilidad e ignorando o negando los sentimientos que producen esta situación y creando dependencia a una persona, a una sustancia, al trabajo, a un alimento, entre otras formas de enfrentarlo.

Cada persona es diferente y ha creado sus propias estrategias para enfrentar los acontecimientos que le producen dolor emocional.

La depresión puede convivir contigo durante algún tiempo hasta que te vas dando cuenta que has perdido el interés por hacer actividades que antes disfrutabas realizándolas, te sientes irritable, la vida cotidiana se te hace pesada. En la mañana no quieres levantarte, porque has pasado mala noche y/o sientes que no puedes enfrentarte a todas las actividades que debes realizar durante el día y prefieres estar acostado(a) todo el día, estar solo(a) a que estar con más personas, tu energía y motivación han disminuido, has perdido el apetito o tienes mucha hambre, has bajado o aumentado mucho de peso, te sientes inútil, te odias a ti mismo(a), te sientes culpable, todo lo haces lentamente, tu cuerpo te responde muy despacio, se te dificulta concentrarte, has llegado a tener pensamientos de muerte o suicidio, puedes tener problemas con tu familia, amigos y/o en el trabajo, no te sientes como el protagonista de tu vida, sino que la vida pasa y tú sigues en el mismo lugar, te sientes triste y no sabes el por qué (o tal vez sí), el futuro no lo tienes claro (lo ves negativo), y cuando llega la noche y tienes que acostarte a dormir se te dificulta conciliar el sueño y/o mantenerte dormido(a). Puedes presentar todos estos síntomas al mismo tiempo o no.

El sentirte ansioso(a) en situaciones determinadas no es negativo, porque te puede ayudar a mantenerte concentrado(a), a alcanzar objetivos y afrontar retos. También es una reacción normal ante el estrés, las dificultades de la vida cotidiana y eventos traumáticos.

El problema se presenta cuando los síntomas producidos por la ansiedad no desaparecen y empeoran con el tiempo. Los síntomas ansiosos que podrías sentir son irritabilidad, angustia, cansancio, inquietud, tensión, nerviosismo y preocupación. Además, puedes tener dificultad para concentrarte, para respirar y para enfrentar la vida cotidiana, tu apetito aumenta o disminuye, sientes ataques de miedo repentinos sin ninguna causa directa que pueden llegar a ser abrumadores, en algunos casos sintiendo que te puedes llegar a morir, dificultades para conciliar el sueño o mantenerte dormido(a), puedes tener pesadillas, revivir el trauma o la situación que te produce ansiedad, puedes encontrarte en un estado emocional exaltado y muy vigilante a lo que pasa a tu alrededor. Las relaciones familiares, con amigos y laborales pueden verse afectadas.

En nuestra vida mantenemos diferentes tipos de relaciones, las cuales pueden ser de amistad, laborales, familiares, de pareja, etc., estas deberían ser saludables y aportar felicidad, plenitud y libertad a nuestra vida. Si alguna de tus relaciones te comienza a generar tristeza, malestar, dejas de ser tú y no puedes alejarte de esta persona (a pesar del daño emocional que te produce) estás en una relación tóxica.

Una relación tóxica es aquella donde no hay un equilibrio entre el dar y el recibir, donde una persona es la que muestra cariño y amor y la otra solo lo recibe sin mostrar ningún afecto. Se desarrolla una dinámica que puede ser peligrosa, ya que produce que tu autoestima disminuya, que no te sientas suficiente para esta persona, que no te dé el valor y el puesto que te mereces en su vida. Evitas decir tu opinión para no molestarlo(a), le quita importancia a los problemas que expresas, en una discusión terminas cediendo para no tener problemas, te culpa por los problemas que hay en su vida, toma decisiones que afectan a ambos sin pedir tú opinión y te puede llegar a chantajear a nivel emocional.

Si la relación es muy tóxica muestra celos o se molesta cuando pasas tiempo con otras personas, ejerce cierto control sobre tu vida como en tus horarios, redes sociales, teléfono móvil, en tu forma de vestir.

Si es tu pareja te das cuenta de que mantienes relaciones sexuales sin sentir muchas ganas de tenerlas, solo complaces sus deseos para evitar que se enfade. Te puede llegar a comparar con otras parejas y puede que tenga otra persona en su vida que es su pareja o su amante.

Epilepsia

¿Te has preguntado quién es el que define lo que es la epilepsia, las convulsiones epilépticas, los tipos de crisis epilépticas, los tipos de epilepsia, el tratamiento de acuerdo con el tipo de epilepsia y todo lo relacionado a nivel de neurociencias sobre esta enfermedad?, pues es la Liga Internacional contra la Epilepsia o también conocida por sus siglas en inglés ILAE. El ILAE es una organización internacional que fue fundada en 1909 en Budapest, Hungría, con el objetivo de brindarle a las personas con epilepsia una mejor calidad de vida. Actualmente cuenta con 120 secciones o capítulos que se encuentran dentro de estas seis regiones: América Latina, América del Norte, Europa, África, Asia y Oceanía, y Medio Oriente.

El equipo multidisciplinario que la compone se enfoca en la investigación, la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la epilepsia. Además, se encuentra en constante revisión de cómo mejorar el diagnóstico de la epilepsia, el tratamiento farmacológico, las intervenciones quirúrgicas y cuáles terapias alternativas contribuyen al mejor control de las convulsiones epilépticas.

Para más información revisa la página del ILAE: https://www.ilae.org/translated-content/spanish

¿Sabes quién se encarga a nivel internacional de organizar programas de concientización sobre lo que es la epilepsia, sus consecuencias a nivel social y apoyar a la persona que la padece, así como a sus familiares?, es el Buró Internacional para la Epilepsia o también conocido por sus siglas en inglés IBE. Se enfoca en los problemas sociales como educación, trabajo, seguros médicos, políticas, licencia de conducir y concientización social. Esta organización mundial conformado por profesionales médicos y no-médicos interesados en la epilepsia fue fundada en 1961. Al día de hoy cuenta con más de 140 capítulos en más de 100 países.

Para más información revisa la página del IBE: www.ibe-epilepsy.org

De acuerdo con la Liga Internacional contra la Epilepsia es una enfermedad del sistema nervioso central que afecta el funcionamiento normal del cerebro caracterizándose por presentar crisis o convulsiones epilépticas que producen consecuencias a nivel neurobiológico, cognitivo, psicológico y social (Fisher et al., 2005).

Cuando un cerebro funciona bien la comunicación que se da entre las neuronas es fluida, el intercambio de impulsos eléctricos entre las neuronas se da sin ningún problema. Si estos impulsos entre un grupo de neuronas se vuelven excesivos debido a un mal funcionamiento, las neuronas se van irritando, produciendo una mala comunicación entre las mismas, los impulsos se van acumulando hasta que se da una amplia descarga en el cerebro, lo que se conoce como descarga epiléptica. Esta descarga produce la crisis o convulsión epiléptica (Fisher et al., 2005).

En el 2014 la Comisión de Clasificación y Terminología de la Liga Internacional de la Epilepsia (Fisher et al., 2014) determinó que para diagnosticar a una persona con epilepsia se deben presentar las siguientes condiciones:
  1. Haber tenido dos crisis epilépticas (o reflejas) que hayan ocurrido con más de 24 horas de distancia.
  2. Una convulsión no provocada (o refleja) con la probabilidad de una futura convulsión similar con un 60% de posibilidad de que se presente una segunda convulsión en los siguientes 10 años.
  3. Diagnóstico de un Síndrome Epiléptico.

De acuerdo con el estudio realizado en el 2019 por el Organismo Mundial de la Salud y la Liga Internacional contra la Epilepsia, existen entre 50 y 65 millones de personas que tienen epilepsia, y consideran que el 80% se encuentran en países en vía de desarrollo. Además, contribuye a un 0.6% de la carga mundial de las enfermedades y aproximadamente un 5% de la población mundial tendrá una única convulsión epiléptica en su vida (Panayiotopoulos, 2010; WHO, 2019).

A nivel general, la Liga Internacional de la Epilepsia (Fisher et al., 2017) clasifica las crisis epilépticas de acuerdo con el patrón de inicio y la propagación de la descarga epiléptica en:
  • Focales: el foco de la crisis epiléptica se da en uno de los dos hemisferios del cerebro.
  • Focales a bilaterales tónico-clónicas: son crisis epilépticas que inician en un hemisferio y se propagan al otro hemisferio.
  • Generalizadas: existe más de un foco de origen de las crisis epilépticas que se encuentran en ambos hemisferios a la misma vez.
  • Foco epiléptico desconocido.

Las causas de la epilepsia pueden ser estructurales (las estructuras del cerebro se ven dañadas), genética (se da por herencia familiar), infecciosa (se da una infección del cerebro como resultado de una bacteria, un parásito, un hongo o es viral), metabólico (se dan cambios bioquímicos en el cuerpo), inmune (inflamación del sistema nerviosos central) y desconocida (no se puede determinar la causa).

No todas las convulsiones son epilépticas. Existen convulsiones como consecuencia de la ingesta del alcohol o drogas ilegales, por causas psicológicas (crisis psicógenas), estrés emocional, falta de sueño y por insomnio.